domingo, 9 de marzo de 2014

Un artículo de opinión

Reproduzco aquí un artículo que me ha llegado a través de un compañero y que retrata muy bien la situación por la pasamos muchos profes cada día.

El soldado desertor
Estamos viviendo un momento muy difícil en la educación. Las llamadas autoridades educativas no son ni lo uno ni lo otro. No son autoridades porque no ayudan a crecer, no son educativas porque no educan.

Cuentan que en pleno conflicto bélico, un soldado cavó una trinchera tan profunda y tan larga que, al descubrirla y encontrarle en plena faena de excavación, le declararon desertor.
Estas sedicentes autoridades se obstinan en hacer más duras las condiciones laborales del profesorado, en aumentar sus horas de trabajo y el número de alumnos en el aula, en recortar el gasto en educación como si de un lujo se tratase. En ese contexto se pide un mayor compromiso y un mayor entusiasmo profesional a los docentes. La tentación es enarbolar el dedo corazón, hacer un corte de mangas y practicar la ley del mínimo esfuerzo. Es una tentación insidiosa. Y no se debe caer en la tentación.
El cirujano maltratado laboralmente no puede dejar al paciente con las tripas al aire porque ha llegado su hora de acabar el trabajo y no le pagan por ese tiempo extra que necesita para cerrar con éxito la operación. Aunque esté mal pagado, el cirujano tiene que hacer su tarea a la perfección. No solo por el bien del paciente. También por el suyo. Porque no puede ser feliz haciendo las cosas de cualquier modo.
No podemos entrar en el terrible círculo vicioso del “para lo que nos pagan bastante hacemos” porque es probable que el círculo se cierre con el lógico complemento de “para lo que hacen bastante les pagamos”. No es esta una invitación al conformismo sino una llamada al compromiso con la educación.
Pero, qué les sucede a quienes hoy día, en esas adversas circunstancias, se empeñan en hacerlo lo mejor posible e, incluso, mejor que nunca? Pues que algunas veces son vapuleados por quienes piensan que es mejor no esforzarse.
Cuentan que en pleno conflicto bélico, un soldado cavó una trinchera tan profunda y tan larga que, al descubrirla y encontrarle en plena faena de excavación, le declararon desertor. Él hacía lo posible y lo imposible por su causa, pero la consecuencia de su esfuerzo no fue el reconocimiento y la recompensa, sino el desprecio y el castigo. Lo fusilaron. Er un héroe y lo convirtieron en un traidor.
Algo de eso pasa en las instituciones cuando quien desea esforzarse de manera extraordinaria, recibe de jefes y colegas la descalificación y el menosprecio. En parte porque deja en evidencia a quienes tienen por lema la ley del mínimo esfuerzo (pudiendo no hacer nada, ¿por qué vamos a hacer algo?, se dicen) y en parte porque despreciando a quien se esfuerza, ponen en entredicho su forma de proceder.
Lo lógico sería que a esa persona esforzada, ilusionada, comprometida y entusiasta se le premiara por lo que hace de forma voluntaria y creativa. Pero no. Algunos miembros de la institución, lejos de admirar el esfuerzo y aplaudir, ridiculizan, desprecian y machacan al innovador.
Quienes no desean hacer nada usan diversos cuchillos para matar a quien de manera tan eficaz pone de manifiesto que se pueden hacer muchas cosas por la causa. Pienso en aquel profesor o profesora que mantiene contra viento y marea el compromiso con la tarea. Otros colegas, puestos en evidencia por su entusiasmo, manejan hábilmente cuchillos con el ánimo de destruirlo. Anulado el que propone, se acaba con la propuesta.
Mencionaré algunos cuchillos que he visto manejar contra los innovadores, contra los optimistas, contra los entusiastas, contra los esforzados.
- No le hagas caso, que tiene problemas afectivos. No permanece más horas en la escuela porque sea un buen profesional, es que no quiere irse a su casa. Se está separando. O bien: Cree que le interesan mucho los alumnos, pero el problema verdadero es que no tiene hijos en quienes depositar el afecto.
- Esa persona es muy rara. Nunca ha sido normal. Por eso hace todas esas cosas en las que nadie más que él piensa, que nadie más quiere hacer.
- Es tonto. Con la miseria que nos pagan, ¿por qué se esfuerza tanto? Precisamente ahora que nos bajan los sueldos, que nos aumentan las horas, que nos suben el número de alumnos por aula, que nos endurecen las condiciones, quiere hacer esto que nadie le manda hacer. Lo que procede es no hacer nada.
- Es un adulador. Lo que pretende es hacer la pelota al Director o al Inspector. Y, en el fondo, lo que busca es deslumbrar a los jefes. Es una persona servil, un cobarde que no se atreve a enfrentarse, a criticar a quien está en el poder.
- Lo que realmente quiere es distinguirse. Con tal de sobresalir es capaz de trabajar más. Es una persona que no puede ser como las demás. Deseará incluso que le den algún cargo en la Delegación, o donde sea.
- No hay que hacerle caso. Es de Izquierda Unida. La etiqueta puede ser cualquier otra. Con tal de que quien la usa le de una connotación negativa.
- Es muy joven, todavía está muy verde. Cuando tenga experiencia, aprenderá. Tiene un grado de bisoñez que le impide ver las cosas como son. (¡Qué decir si se trata de una profesora joven. Qué decir si se trata de una profesora guapa!).
- Es muy mayor, pero no ha madurado. Parece mentira que, con los años que tiene, no haya abierto los ojos todavía.
- Eso que propone ya lo hicimos el año pasado y no valió para nada. Bueno, no es que no valiera para nada, es que suscitó un enorme conflicto que envenenó el clima de la escuela.
- Qué, ¿vas a heredar la escuela? ¿Te van a dar la tiza de oro?¿Te van a hacer un monumento? ¿Van a poner tu nombre a una calle?¿Te van a rendir un homenaje?
Y así sucesivamente. Hay miles de cuchillos que se adquieren en las armerías de la envida, del desaliento, de la tristeza, de la pereza…
Es comprensible que quienes reciben este trato por querer mejorar acaben hartos de las reacciones mezquinas de quienes no desean hacer nada. Esa es su tentación. Porque creo que quienes desean mejorar son más felices que los perezosos. No parece muy sensato, pues, hartarse de ser feliz y pretender ser desgraciado. Porque la señal más clara de inteligencia es desarrollar la capacidad de ser feliz y de ser buena persona.
Desalienta el que te causen heridas precisamente por querer hacer bien las cosas. Pero hay unos chalecos y unos pantalones protectores que están hechos de ilusión y compromiso. Y, si alguien consigue herir a quien se esfuerza, existen unas pócimas casi milagrosas que suelen tener quienes nos quieren: pareja, amigos, compañeros… Y vuelves a la escuela con nuevos ánimos. Quien pensaba que había acabado con quien le avergonzaba su pereza, dice:
- ¿No te habían dado a ti una puñalada?
- Sí, me la habían dado, pero he conseguido que no fuera mortal. Al contrario, me ha fortalecido.
Cuando planteo estas cuestiones, algunos me dicen.
- ¿Qué podemos hacer con quienes manejan tan hábilmente los cuchillos? ¿Los matamos?
- No, que son muchos, les digo. No, que no hay que matar a nadie. Les sugiero que les inviten a que sean más felices viviendo de otra forma su trabajo. Es probable que no acepten esa invitación. Por escepticismo, pereza o cabezonería. Pero hay que invitarles.
Ahora bien, lo que siempre se puede hacer respecto a quienes nos atormentan y nos hacen la vida imposible, es lo que decía Voltaire: “No hay mayor venganza sobre nuestros enemigos que la de que nos vean felices”.
Os dejo el enlace a un artículo de opinión titulado "El soldado desertor" del blog EL ADARVE, de Miguel ángel Santos Guerra, por si queréis leerlo in situ.

jueves, 6 de marzo de 2014

Usar Pinterest como recurso didáctico

Pinterest es una herramienta muy vistosa y versátil para usar en las clases de cualquier materia o realizar actividades transversales.

Funciona como cualquier red social. Creas un perfil de usuario y puedes empezar a divertirte, bien subiendo imágenes aisladas o creando tableros temáticos, siguiendo y comentando las aportaciones de otras personas o simplemente cotilleando...

Pinterest se centra en compartir imágenes de la red con un breve comentario al pie que no debe superar los 500 caracteres. 

A la hora de trabajar con esta herramienta en la clase, las posibilidades que se presentan son muy amplias. Normalmente siempre lo he usado proponiendo una temática y creando un tablero ad hoc al que he invitado, usando las direcciones de mail, al alumnado destinatario de la tarea. 
El mayor inconveniente quizá sea que hay que introducir las direcciones de correo una a una. Para facilitar la labor, lo mejor es que le digáis a vuestro alumnado con varios días de antelación que abran una cuenta en Pinterest y que se hagan vuestros seguidores. De esta manera, al invitarlos, solo necesitaréis introducir alguna letra de su nombre y aparecerá automáticamente en la sugerencias para invitar.

Pero también podríais pedirles que crearan tableros por grupos, y determinar cuantos pines (imágenes)  debe tener cada tablero.

En mi caso, he usado este recurso varia veces:

- La Prehistoria para 1º ESO: les propuse subir cualquier imagen relacionada con los contenidos de la unidad con un pequeño comentario al pie en el que explicaran como se relacionaba dicha imagen con algún punto de la unidad. 



- Celebración del día de la Constitución para 2º ESO: tras unas lecturas previas sobre los derechos y deberes fundamentales contenidos en nuestra constitución, les pedí que insertaran una imagen relacionada con un artículo de los trabajados.




- Lecturas para verano: esta no fue una idea mía, sino del departamento de lengua de mi centro, pero compartirla me parece interesante. En este caso, pedimos a los alumnos que insertaran pines sobre libros que habían leído con una pequeña reseña.



- Otras ideas que se me ocurren, pero que aún no he puesto en práctica: crear tableros por estilos artísticos, un tablero con monumentos andaluces para celebrar el día de la comunidad, proponer una recopilación de tipos paisajes y sus descripciones para geografía, tableros individuales o grupales sobre los lugares del mundo que les gustaría visitar...

Como decía al inicio... las posibilidades son infinitas. Os animo a explorarlas.